CUANDO EL EVANGELIO INQUIETA
En Lucas 9, 7-9 vemos a Herodes turbado por la fama de Jesús. Escucha hablar de milagros, sanaciones, predicación poderosa… y no puede quedarse indiferente. Se pregunta quién es ese del que todos hablan. Algo dentro de él se mueve, se incomoda. El Evangelio tiene esa fuerza: remueve corazones, cuestiona conciencias, despierta curiosidad, incluso temor. Herodes representa a muchos que, al enfrentarse con la verdad de Cristo, sienten ese llamado interior… pero no siempre se atreven a responder. Aun así, Jesús sigue siendo una presencia que no se puede ignorar.
Una Palabra que Hoy Sigue Despertando Conciencias
Hoy también el mensaje de Jesús sigue inquietando. En un mundo acostumbrado al ruido, al egoísmo y al poder, la vida sencilla y entregada del Evangelio se vuelve una provocación. ¿Cómo no se va a incomodar el mundo ante alguien que predica amar al enemigo, perdonar sin límites y vivir con humildad? La Palabra de Dios no ha perdido su fuerza. A través de gestos de amor, denuncias valientes y vidas entregadas, sigue sacudiendo estructuras y corazones. El nombre de Jesús aún causa preguntas, debates, resistencias… y conversiones.